El arte de poner límites: ¿cómo aumenta tu autoestima y autoconfianza?
Tú misma necesitas delimitar lo que eres y no eres
Habrás oído hablar de poner límites y decir “no”. Teóricamente todos sabemos pronunciar esa palabra tan corta y, a la vez, tan intimidante.
¿Te atreves a pronunciarla ahora mismo en alto (en alto, no en bajini?) ¿Cómo resuena en ti? ¿Qué sensaciones tienes al escucharte pronunciarla? ¿Te resulta familiar o, de lo contrario, sientes que es una palabra ajena a tu vocabulario?
Expresar tus límites es mostrar al mundo la distancia entre tus valores, opiniones, necesidades, emociones, pensamientos, actitudes,… y las del otro. Esa distancia será mayor o menor en función de la escucha activa, atención, interés, aceptación y respeto que el otro tenga sobre tu mundo interno y viceversa.
Para comprenderlo mejor, deja volar tu imaginación:
Imagina una casa, tu casa donde habitan todas estas partes de ti en su interior. En el exterior, un maravilloso jardín que rodea toda tu vivienda. Ese jardín puede estar con un bonito césped verdoso, con flores de colores o con árboles frutales que dan vida a tu residencia. Esta parte corresponde a tu forma de mostrarte al mundo y la primera impresión que ellos puedan tener de ti. Sin embargo, si todo este espacio, tanto interno como externo, no tiene un cerco que lo proteja, puede verse dañado e invadido las veces que se quiera.
Es aquí donde sería beneficioso delimitar nuestro espacio para protegerlo y demarcar lo propio de lo ajeno. La construcción de esta valla puede ser:
- Rígida, dura: quizás si te sientes insegura con lo que te rodea. O si has sido dañada previamente, o si estás cansada de que te pisen el jardín una y otra vez y pones este límite por medio.
- Maleable, transigente: quizás si aun no te sientes segura con los límites y tienes miedo a que te puedan rechaza. O si estás aprendiendo a delimitar y aún te cuesta mostrar tu autoridad o si tu entorno es un lugar seguro y no requiere un vallado más notorio (por el momento).
- Moderado, prudente: Si te sientes en balance entre tu límite y la mirada del otro, si has logrado ese balance y no percibes como amenaza la intromisión del otro, si te sientes cómoda también pudiendo percibir a las miradas ajenas a tu jardín y así estar al corriente y tener mayor control.
Poner límites es un arte comunicativo y no solo por saber verbalizar el “no” por respuesta, sino que también conlleva otras formas de expresión, como son la verbal y no verbal.
Nuestro cuerpo también aporta información que ha de ser congruente con aquello que queremos comunicar. Por ello, te animo a que puedas expresarte corporalmente como si de ese vallado se tratase:
- A través de tu mirada confiada.
- De tus hombros relajados.
- De la movilidad de tus brazos y manos.
- Con tu espalda recta y erguida.
- Piernas relajadas.
- Y con un tono de voz seguro y a través de palabras concretas.
Es cierto que, dicho así, son demasiadas indicaciones que atender y tener en cuenta a la vez que hablamos. Todo es práctica y, una vez que te inicies por un par de ellas, podrás ir atendiendo a más aspectos corporales en tu comunicación no verbal.
Hoy te propongo esta práctica:
¿Has oído hablar de «la postura del superhéroe«? En cuanto puedas, te animo a practicar frente a un espejo, a poder ser de cuerpo entero y mirarte de arriba abajo de pie, con el cuerpo erguido.
A continuación, observa tus hombros y llévalos hacia atrás, fuertes y relajados a la vez. Pon tu mirada a tu mentón y elévalo ligeramente hacia arriba, sin miedo, sin juzgarte. Ahora, coloca tus manos sobre tu cintura. Observa esta postura. Para completarla, equilibra tus piernas a la altura de tus caderas y párate por unos segundos a valorar cómo te hace sentir esta postura y cómo te hace sentir verte por completo con ella.
Practica, practica y practica hasta que dejes de verte con vergüenza, dejes de pensar que es ridículo y que eso no te “hace nada”. Si tu mente sigue trayendo esta forma de mirarte frente al espejo, te costará que el otro acepte tus límites si tú misma no eres capaz de aceptarte a ti misma. Confía y práctica.
Y si necesitas acompañamiento en este proceso, recuerda que estamos aquí para ayudarte, no estas sola/o.