Cuando todo me afecta demasiado
Entendiendo por qué todo te impacta profundamente
¿Te has encontrado alguna vez cuestionándote por qué ciertas cosas te afectan profundamente? ¿O por qué vives las situaciones con una intensidad que parece abrumadora? Este tipo de autorreflexión es común, ya que tendemos a ser muy críticos con nuestras propias emociones y, a menudo, no nos damos el espacio para comprenderlas plenamente. En este artículo, vamos a intentar responder a una pregunta que muchas personas se hacen: ¿por qué me afectan tanto las cosas? ¿Por qué siento de la manera en que lo hago?
Explorando el concepto de “sentir”
Antes de profundizar en por qué todo puede parecer tan abrumador, es fundamental entender el concepto de «sentir». Sentir es experimentar emociones, las cuales son reacciones que nuestro cuerpo tiene ante los eventos que vivimos, ya sean externos (como una buena noticia que nos causa alegría) o internos (como un recuerdo que nos provoca tristeza).
Sentir es una parte vital de nuestra experiencia como seres humanos. Es crucial permitirnos sentir porque las emociones nos brindan información valiosa sobre lo que ocurre en nuestro entorno y sobre nuestras necesidades internas. Si bloqueamos nuestras emociones, nos desconectamos de esta información y, en consecuencia, limitamos nuestra capacidad para hacer los cambios necesarios que nos lleven a una vida más equilibrada y satisfactoria.
El propósito de las emociones
Podemos pensar en las emociones como una guía interna. Nos proporcionan información crucial sobre lo que sucede a nuestro alrededor, lo que necesitamos y cómo debemos actuar para satisfacer esas necesidades. Por eso se dice que las emociones son como una brújula: nos orientan hacia acciones que mejoran nuestro bienestar y nos ayudan a cumplir nuestros deseos y objetivos.
Aunque comúnmente se perciban emociones como la tristeza o el miedo de manera negativa, lo cierto es que son tan esenciales como las emociones que asociamos con placer. Negar estas emociones no hace que desaparezcan, sino que las empuja a manifestarse de otras maneras, a menudo a través de síntomas físicos.
Por otro lado, si aceptamos que las emociones son importantes y no peligrosas, podemos comenzar a escuchar lo que nuestro cuerpo nos está diciendo y tomar las medidas necesarias para atender esas señales.
Es normal que las cosas nos afecten
A partir de lo anterior, podemos entender que es completamente normal que lo que nos ocurre nos afecte. El problema no radica en el hecho de que algo nos impacte, sino en cómo nos juzgamos por ello.
Como seres humanos, siempre vamos a tener una respuesta emocional a lo que nos sucede. La intensidad de esta respuesta puede variar por diferentes razones, que veremos más adelante, pero si algo nos afecta, es porque hay un motivo detrás que vale la pena contemplar.
Cuando nos criticamos por ser «demasiado sensibles» o «demasiado emocionales», solo aumentamos el malestar que ya estamos experimentando. En esos momentos, es crucial tratarnos con empatía y comprensión, validando nuestras emociones, entendiendo por qué nos sentimos así, y buscando maneras de cuidarnos y manejar lo que sentimos.
¿Pero por qué siento emociones tan intensas?
Después de aceptar que es natural que algunas cosas nos afecten, es útil explorar qué puede estar detrás de esas emociones tan intensas. Comprendernos a nosotros mismos es un paso esencial para aprender a gestionar nuestras reacciones.
Es posible que te identifiques con algunos de los siguientes factores o con ninguno. Cada persona es única, y lo que cada uno siente es válido. Algunos factores que pueden influir en la intensidad de nuestras emociones incluyen:
- La importancia personal que tiene el tema o situación para ti
- La relevancia de las personas involucradas en la situación
- Tu historia de vida y experiencias pasadas
- Heridas emocionales o traumas no resueltos
- La vulnerabilidad natural que todos tenemos como seres humanos
- Falta de habilidades para manejar emociones
- Tener una alta sensibilidad emocional (PAS)
- La situación en sí misma es difícil, intensa, o incluso peligrosa para ti
- Estar en un entorno donde no te sientes segura o cuidada
¿Y cómo lo puedo regular?
Como ya hemos mencionado, es natural que lo que vivimos nos afecte, ya que somos humanos y vulnerables, aunque también tengamos fortalezas y recursos. Es importante permitir que nuestras emociones tengan su espacio y tiempo para ser procesadas.
Aquí algunos pasos para gestionar nuestras emociones:
- Cuando algo te esté afectando profundamente, pregúntate: «¿Qué es exactamente lo que me está afectando en esta situación?». Sigue cuestionándote a partir de cada respuesta que te des. Así, poco a poco, podrás llegar a la raíz de tu malestar y, desde ahí, identificar lo que necesitas o lo que quieres que cambie en la situación o en tu entorno.
- El autoconocimiento es muy importante, observa qué situaciones o temas te tienden a afectar más. Pregúntate: ¿realmente todo me afecta, o son ciertas situaciones o personas específicas? ¿Me afecta en cualquier momento, o solo en momentos o periodos concretos? Estas preguntas te ayudarán a identificar los detonantes y comprender mejor por qué te sientes como te sientes.
- Reflexiona sobre los factores que hemos ido comentando y pregúntate con cuáles te identificas. Al hacerlo, podrás entender mejor qué hay detrás de tus emociones y comportamientos, lo que te permitirá tomar medidas más específicas para abordar tus necesidades.
- No olvides considerar la terapia psicológica. Como hemos visto, que todo te afecte no es casual ni una debilidad personal. Existen múltiples factores que es importante abordar, entender y trabajar.
Un proceso terapéutico puede ser una herramienta valiosa si sientes que todo esto resuena contigo. En Silvia Gutiérrez Psicología, estaremos encantadas de ayudarte y guiarte hacia el camino de tu bienestar emocional.