Miedo al rechazo: Cómo liberarte y vivir plenamente

miedo al rechazo silvia gutierrez psicologa

La libertad de hablar sin miedo al rechazo, al juicio externo:

¿Has sentido pudor a la hora de expresar tus necesidades por si te tachan de intransigente?

Hablemos del miedo al rechazo desde tu propia perspectiva y desde las relaciones que estableces.

“Quizás uno no desea tanto ser amado como ser comprendido” – George Orwell

Entender lo que quiero y entender también lo que no quiero. Lo que me gusta, lo que no. Lo que decido o lo que no prefiero. Es en este punto donde más nos cuesta expresar nuestras necesidades y nuestros deseos.

Y es debido al miedo al rechazo, a que nos juzguen como intransigentes o que la otra persona lo tome como una amenaza o ataque y reaccione a la defensiva. Sin parar a escuchar lo que estamos pidiendo ni a comprender lo que estamos sintiendo.

Un mal entendido te puede llevar a un gran problema que, a falta de una buena comunicación que permita reparar ese momento, causará una gran ruptura en la confianza, seguridad y conexión con el otro. Por lo tanto, es importante que tomemos muy en cuenta nuestras capacidades comunicativas y que pongamos el empeño real por hacer fácil nuestra comprensión y nuestro entendimiento

Del mismo modo, sentir que nos escuchan, que nos atienden con interés y pretensión, es una de las señales inequívocas que generan buena conexión entre las personas. A pesar de no siempre estar al 100% receptivos, bien es cierto que, cuanta más práctica pongas en tu día a día, más interiorizado tendrás tu estilo comunicativo asertivo y menor esfuerzo te supondrá a la hora de conectar con los otros y contigo mismo.

Beneficios de saber y/o aprender a comprender al otro:

  • Aprendes a entender y comprender tus emociones.
  • Conectar más fácilmente con otras personas.
  • Apertura a la hora de comunicarte.
  • Seguridad y confianza a la hora de expresar emociones.
  • Reduce el nivel de estrés corporal.
  • No actúas de forma pasivo agresivo, sino asertivo.
  • Sientes mayor libertad al no cargarte de juicios de valor.
  • Reduce las mal interpretaciones que puedan surgir.
  • En caso de malinterpretar, se resuelven antes los problemas.
  • Vivir más en calma al no cargarte de culpa o culpabilizar al otro.
  • Mejora tu fluidez verbal.
  • Amplía a otras áreas de tu vida: Comprensión lectora, percepción de la realidad, interpretación de problemas laborales.
  • Mejora la resolución de los problemas.
  • Potencia tu autoconocimiento.
  • Mejor adaptación a entornos diversos y variados.
  • Regula el estado de ánimo.
  • Potencia una mayor conexión con las emociones y favorece su regulación.
  • Más facilidad a la hora de vincular con los otros.
  • Mejor bienestar emocional y personal.

Insisto en la importancia de comunicarnos y que se haga de una forma respetuosa, amable y con responsabilidad afectiva hacia el otro. Por ello, para potenciar la buena práctica en las relaciones interpersonales, aquí te facilito varios recursos que te ayudarán a ser más comprensivo con el otro y, por tanto, serlo contigo también:

Recursos para potenciar tu parte más comprensiva:

  1. Desarrolla tu autoconocimiento: Es la esencia para lograr el entendimiento y comprensión externa. Dedicar tiempo a identificar y conocer tus emociones, tus pensamientos y tus sentimientos será el punto de partida para mejorar tu comunicación. En todo este proceso de mirada hacia tu mundo interno, no te juzgues, no te minimices ni desvalorices el proceso de conocerte.
  2. Activa la atención plena: Olvídate de todo lo que te rodea y pon el foco en la persona que tienes al frente. Deja el móvil, centrate en la mirada de quien tienes al frente, recorre cada palabra con atención y observa su lenguaje no verbal. De la misma forma, trata de hacer lo mismo contigo: Cómo te sientes con lo que te comunican y cómo está tu cuerpo en ese instante. Da espacio a que todo surja de forma natural.
  3. Guíate por la escucha activa: Escucha y escucha mucho. No estés con la palabra en la boca a la espera que el otro termine para decir lo que quieres comunicar. Pausa, presta atención al otro y olvídate de tu respuesta. Marca un silencio al terminar de escuchar antes de responder. Sino, siempre estarás en el deseo de hablar y no en la voluntad de escuchar. Gracias a este punto, se evitan muchos de los conflictos posibles.
  4. Empatía 360º: Acompaña la escucha con la detección de las emociones o sentimientos que la otra persona puede estar experimentando. Si no sabes detectarlo, siempre puedes preguntar para descubrirlo: ¿Cómo te sientes?, ¿Cómo te hace sentir esto?, ¿Cómo te encuentras con esta situación?. Así podrás ir ampliando el abanico emocional. No juzgues.
  5. Adaptabilidad y flexibilidad: El momento importa. No siempre estamos receptivos o el momento no es el más adecuado o no tenemos el tiempo suficiente para dedicar a esa conversación. Por ello, te invito a valorar el contexto y situación en la que te encuentras para relativizar. Si en ese momento no ha sido posible, buscaremos la forma de continuar con la conversación por más tiempo o ser más pacientes con la persona o saber reconducir la situación para buscar un momento más idóneo.
  6. Body Language: Hablamos con las palabras pero también expresamos con el cuerpo. Manejar nuestro lenguaje corporal es fundamental a la hora de comunicarte de forma congruente con el mensaje verbal. Imagínate compartir tu felicidad por un logro que has obtenido y del que te sientes muy orgullosa mientras tu cuerpo está rígido, tu mirada perdida, tus brazos cruzados y tu espalda encorvada. ¿Suena congruente? ¿Qué te transmite esta postura? ¿Están alineados cuerpo, emoción e información? Te invito a que tomes consciencia de tu postura corporal en este momento ya que te aporta información e influye directamente en tu estado anímico.
  7. Acércate al mundo de las emociones: Comunicarnos es conectar con dos mundos emocionales que convergen al mismo tiempo. Tener un buen dominio de tus emociones favorece que puedas identificar y gestionarlas con mayor facilidad. Para hacernos entender, es fundamental diferenciar entre lo que quiero decir y lo la emoción que me hace sentir. Para ello, te invito a que te acostumbres a comunicarte por medio de expresiones como: “La reacción que tuviste me hizo sentir…”, “En mi caso, yo siento que…”, “Sin embargo, yo lo he interpretado de esta forma…”, “Me siento (de tal forma) cada vez que haces (tal conducta)…”
  8. Agradece comentarios: Necesitamos ser más agradecidos para poder bajar las defensas en la comunicación y acercarnos a través de la gratitud. Agradecer al otro genera una mayor cercanía, favorece la conexión con los otros e, indudablemente, genera mayor satisfacción. Así lo indican los estudios recientes donde mostrar gratitud aumenta el afecto positivo, la satisfacción con la vida y el comportamiento prosocial, inhibe los comportamientos de hostilidad y conduce a mejorar el apoyo social y el bienestar durante las etapas de transición de la vida.
  9. Solución de conflictos: Una buena y eficaz comunicación se ratifica y reafirma en la solución de conflictos. La gran mayoría de los conflictos surgen por una inadecuada comunicación que termina por generar discusiones innecesarias y conductas reactivas. Por ello, si te encuentras en este punto del conflicto, tómate un tiempo para atemperar la conversación y poder enfriar tu mente. Una vez que así sea, buscar el hilo conductor para retomar la conversación, recopila los puntos de conexión y trata de reparar el conflicto de una forma recíproca y constructiva.
  10. Cuando dudes, reflexiona: Si algo no sabemos, pregunta. Si algo no tenemos claro, se piensa. La reflexión es la fuente del conocimiento. Nos acerca a lo máximo que podemos ser como persona. Nuestra mente necesita tiempo para asimilar y para integrar. No te dejes llevar por el ritmo frenético de la vida y trata de rodearte con relaciones de calidad, con conversaciones que nutran y con personas que respeten tus tiempos, es ahí donde encontrarás gran riqueza en tus pensamientos y el valor de tus emociones.

Detrás de toda puesta en práctica de las habilidades sociales, existe una premisa fundamental: no juzgar.

Recuerda que, las relaciones sanas se basan en el respeto al otro y ser tolerante a pesar de la distancia emocional que exista con esa persona.

Pon en alza tu madurez y actitud a la hora de comunicarte con el otro para liberarte de todo tipo de respuestas reactivas, defensivas o limitantes que conlleva la mirada prejuicios.

Recuerda que, juzgar a otra persona, dice más de ti que del otro.

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